domingo, 7 de febrero de 2010

Los Códigos de Los Atlantes, Egipcios y Mayas




7. LA TEORÍA DEL CICLO DE LAS MANCHAS SOLARES

Este capítulo también apareció en La profecía de Orión; de todos modos, repetiré aquí parte de él, porque es necesario para comprender la decodificación de importantes números.

Los mayas, como así también los antiguos egipcios, eran adoradores del Sol. Toda su cultura se basaba en él y tenían toda la razón para ello, ya que el Sol otorga no sólo la vida sino también la muerte.

Las 
manchas solares son sorprendentes. Son áreas relativamente frías en la superficie del Sol, que parecen oscuras sólo porque el resto de la superficie solar es más caliente y, por ende, más brillante que ellas. Dentro de una mancha, la temperatura es levemente inferior a los cuatro mil grados, muy alta sin duda, aunque lo suficientemente baja para hacer que aparente mayor oscuridad debido al contraste con el entorno.

Esta temperatura más baja es causada por el fuerte campo magnético solar, que aparentemente es diez mil veces más fuerte que el de los polos de la Tierra. Este magnetismo detiene los movimientos de ascenso que, en otras regiones del Sol, transportan energía a la superficie. El resultado es que el área donde está situada la mancha recibe menos energía y, por lo tanto, tiene una temperatura inferior.

Una mancha solar es un fenómeno temporal. Las más pequeñas duran desde unas pocas horas hasta algunos días. Las más grandes pueden durar desde semanas hasta meses; algunas son lo bastante grandes como para distinguirse a simple vista. Las manchas solares aparecen y desaparecen de acuerdo con un ritmo determinado. En el comienzo de su ciclo, aparecen en las inmediaciones de los "polos" del Sol; en el transcurso lo hacen más cerca del "ecuador", y más tarde -normalmente justo antes del final del ciclo- la mayoría de las manchas aparece alrededor de los polos. Pero los ciclos no ocurren con regularidad: presentan altibajos.

Las manchas se producen en parejas. Los miembros de un par poseen campos magnéticos opuestos, como si se tratara de una gigantesca "herradura" en la superficie del Sol (obviamente, éste no es el caso).
Figura 33.
Gráfico del número de manchas solares desde el año 1680.
 
En el interior del Sol existen fuertes corrientes eléctricas que producen campos magnéticos.

Sabemos mucho menos sobre los ciclos de las manchas solares que los atlantes. Ellos las estudiaron durante miles de años, aplicando una teoría ¡que ningún moderno experto solar conoce! Sobre la base de esta teoría pudieron predecir con exactitud el comportamiento del Sol.

Como puede usted ver en este libro, los mayas y los antiguos egipcios poseían un conocimiento extremadamente preciso respecto del tiempo que la Tierra demora en dar una vuelta alrededor del Sol. Contando con semejante precisión, uno no tendría problemas para calcular el tiempo que tarda una revolución de los campos magnéticos del Sol.

Una vez que uno conociera este dato, podría develar después de una larga investigación el ciclo de las manchas solares. Así lo hicieron ellos y así deberemos volver a hacerlo nosotros. El problema es que contamos con una cantidad limitada de datos y es posible que no sean suficientes para adquirir el conocimiento teórico necesario para volver a calcular la fecha del final anunciado.

De todos modos, comenzaré por mostrarle la forma en que los atlantes lo lograron.
 

Teoría del sacudimiento de la Tierra
Los astrónomos y los físicos todavía no cuentan con una explicación para el ciclo de las manchas solares, pero los sacerdotes que estudiaron las "combinaciones matemáticas celestes" descubrieron algunos fenómenos.

Después de muy largos períodos de observación, se dieron cuenta de que las manchas solares atravesaban el ecuador en un tiempo promedio de 26 días. Más hacia los polos, el tiempo promedio se alarga. Descubrieron también que el tiempo requerido por las manchas solares para desplazarse de un punto a otro varía con el ciclo. Cuando se produce un mínimo, las manchas se mueven más lentamente por el Sol; por el contrario, durante un máximo, lo hacen más rápido. A partir de sus observaciones, postularon una teoría.

El código principal fue redescubierto en 1989 por el investigador Maurice Cotterell, quien empleó números enteros para los campos magnéticos del Sol: 26 días para el ecuatorial y 37 para el polar.

A partir de esos números, Cotterell encontró un ciclo magnético de las manchas solares de 68.302 días con relación a la Tierra. Todo esto está descrito en su libro The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]. Empleó diferenciales y un programa de computación al que denominó "diferenciación rotativa". Simplificando un poco, Cotterell usó una comparación, que se basaba en una indicación al azar de los campos magnéticos del Sol y la Tierra con un período intermedio de 87,4545 días.

La elección se debió a que los campos polares y ecuatoriales del Sol completan un ciclo común cada 87,4545 días y regresan al punto de partida. Cotterell equiparó cada ciclo común con un bit.

El resultado fue sensacional: había un claro ciclo rítmico en el largísimo impreso de la computadora. Es necesario hacer hincapié en que ¡ningún astrónomo conoce esta teoría! Por eso ninguna persona sobre la Tierra tiene conciencia de los catastróficos efectos de una oscilación completa del campo magnético del Sol. Insisto: ningún científico "oficial" conoce esta teoría. Por eso las advertencias de los mayas y de los antiguos egipcios deben ser tomadas con mucha seriedad.

¡El hecho de que estuvieran al tanto de esta teoría es estremecedor!

"¿Por qué?", preguntará usted.

Bueno, no existe una fórmula matemática simple para calcular este ciclo. Gracias a papiros de más de cinco mil años de antigüedad, sé que los antiguos egipcios fueron capaces de resolver problemas matemáticos extremadamente difíciles; creo que los mayas debieron haber tenido las mismas capacidades. El siguiente sólo es un ejemplo de un problema difícil que los antiguos egipcios pudieron solucionar: el cálculo del volumen y la superficie de una semiesfera.

Este problema aparece en el papiro de Rhind, que se encuentra en Moscú; su antigüedad aproximada se calcula en unos cinco mil años y fue copiado de documentos aún más antiguos. Cuando analicé el problema, me quedé sin aliento.

¡No era tan simple! Tuve que recurrir a mi libro de matemáticas espacial para resolverlo. Una vez consultado el libro, ¡necesité incluso dos horas para refrescar la memoria y comprender el cálculo!
Figura 34.
Las velocidades de los campos magnéticos del Sol: 26 días en el ecuador y 37 en los polos.

Ésta es una prueba muy importante de que los antiguos egipcios sabían mucho más de lo que los egiptólogos están dispuestos a admitir. Más aún, gracias al desciframiento del Códice Dresden y del zodíaco astronómico egipcio, encontré evidencias de que tanto los egipcios como los mayas conocían la teoría del ciclo magnético de las manchas solares.

Esto es clara prueba de que pudieron llevar a cabo la tarea, incontrastable demostración de que ambos tenían un origen similar y de que fueron brillantes matemáticos y astrónomos, superiores por lejos a los científicos contemporáneos. Un ejemplo de ello es el hecho de que el campo polar del Sol es invisible desde la Tierra y sólo los satélites que orbitan alrededor del Sol pueden registrarlo.

El gran misterio es: ¿cómo descubrieron los mayas la velocidad de este campo? ¡Y tengo muchas otras preguntas similares!

En la vida de ambas civilizaciones, el ciclo magnético de las manchas solares era central y ello no es difícil de creer cuando advertimos que una gigantesca tormenta de Sol, surgida de la culminación de un ciclo de manchas solares, cambiará los campos polares ele la Tierra. La catástrofe resultante matará a miles de millones de personas, tal vez a toda la humanidad, debido a que enormes terremotos destruirán las plantas de energía nuclear y la Tierra se transformará en una gigantesca esfera radioactiva.

Estos pensamientos por sí solos deberían hacernos conscientes de la urgencia de desenterrar el Laberinto, donde todo el conocimiento está sepultado.
 

Conocimiento perdido y códigos redescubiertos
Muchos problemas encontrarán su solución en las habitaciones secretas del Laberinto. El cálculo del ciclo magnético de las manchas solares no es sencillo y requiere conocimientos específicos acerca del movimiento de la Tierra alrededor del Sol, nociones de matemática integral y medición exacta del tiempo; lo extraño es que los antiguos científicos poseían todas estas habilidades, pero debían mantenerlas en secreto.

Sólo los sacerdotes iniciados en los textos sagrados poseían ese saber; para los otros, todo estaba envuelto en misterio. Esto no facilita nuestra tarea. Detrás de cada número o carácter se oculta un código determinado, cuya interpretación requiere extrema paciencia y tenacidad. Sin esas cualidades no se podrán descifrar los importantes mensajes codificados, dada su complejidad.

Por otra parte, es interesante saber que siempre trabajaban con los mismos "números sagrados".
"Continúa intentando", parece ser el mensaje.
Mientras no poseamos los datos del Laberinto, ésta es la única forma de encontrar las respuestas. Si volvemos a calcular y efectuamos otros cálculos matemáticos sobre el ciclo de las manchas solares, encontraremos muchos mensajes codificados muy interesantes.

Divida el ciclo teórico de las manchas solares de Cotterell por los períodos de giro de los campos magnéticos del Sol; de esa manera encontrará el número de ciclos que atraviesan los campos magnéticos en un ciclo de 68.302 días o 187 años:
68.302 + 26 = 2.627 68.302 + 37= 1.846
Al restar estas cifras, se encuentra el número de veces que el campo ecuatorial se pone a la par del campo polar:
2.627 - 1.846 = 781.
Este resultado nos permite llegar a diferentes relaciones.

Para calcular el momento en que un campo se pone a la par de otro, realice el siguiente cálculo sencillo:
2.627 + 781 =3,36363636 1.846 + 781 =2,36363636
La explicación es la siguiente: cuando el campo polar ha dado 2,3636 giros, el campo ecuatorial se coloca a la par.

Éste ha descrito un círculo completo más, o 360 grados. Esto se produce exactamente después de 87,4545 días, y coincide con el ciclo calculado por Cotterell. Resulta sorprendente que en ambos campos se produzca el número infinito 0,36363636.

Aquí se encuentra el origen de los 360 grados:
  1. Cuando aprendí matemáticas no entendía por qué un círculo consiste en 360 grados y no 100. Al observar estas cifras, la propiedad se hizo clara: ¡ya que se origina en el cálculo del ciclo de las manchas solares!
     
  2. Otra decodificación explicaba que los antiguos egipcios y los mayas calcularon la diferencia entre los grados que los campos recorrían (360) y la emplearon en el ciclo de precesión, que duró 25.920 años (25.920 = 72 x 360). ¡Esto prueba sin vacilar el origen de los 360 grados!
     
  3. Después de un ciclo de 87,4545 días se produce una diferencia de 360 grados. Ocho de esos ciclos forman un "mini ciclo", según los cálculos de Cotterell. Un miniciclo da como resultado el siguiente número de grados: 360 x 8 = 2.880.

    Esta cifra aparece en diferentes cálculos y es una parte esencial de los mismos. Aquí encontrará el origen de este número.

    Empleando el valor de los tiempos respectivos entre los cataclismos precedentes y con la ayuda del número 2;880, ¡es posible calcular el ciclo sótico!
     
  4. Más adelante, la serie infinita 0,3636363636 aparece varias veces en el Códice Dresden y se convertirá en un número de código crucial de Venus. También resulta que esta cifra se relaciona con cálculos aún más complejos.

    Números de código multiplicados por 36 dan nuevas combinaciones que conducen a más revelaciones del Códice Dresden y del zodíaco egipcio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores