martes, 29 de septiembre de 2009


Cultura Tatuy


chez tatuy

La Cultura indígena Tatuy pobló antiguamente lo que es hoy la Entidad Federal del territorio merideño. Fue invadida por Juan Rodríguez Suárez en su expedición a las Sierras Nevadas el 9 de octubre de 1558, fecha de la fundación hispana de la ciudad de Mérida. Posee un remotísimo origen, pues TATUY significa precisamente “lo más antiguo”. De ahí viene la pal abra TAITA, es decir PADRE o ABUELO que es el concepto que ellos tenían de si mismos respecto a los demás indígenas de América.

Tenían un sistema de numeración decimal y un calendario, nombrado en su lengua QUIBARIO o PIEDRA PARA MEDIR EL TIEMPO, que representa un año de 360 días. El Calendario o “Quibario” Tatuy, como en sus ancestros asípudo nombrarse, es una pequeña piedra que en su cara anterior lleva marcados 36 circuliilos que representan meses de igual número de días y año de 360 días. Viene a ser el punto de contacto entre las culturas prehispánicas del Norte (Azteca y Maya) y las culturas prehispanicas del Sur (Inca). El “Quibario Tatuy” es, pues, una piedra o “quiba” que el pueblo Tatuy empleaba para contar o medir el tiempo.

Del mestizaje de los tatuyes y conquistadores europeos surgió nuestra raza actual. De ahí procedemos los meridenos actuales.

Costumbres.
Vivían formando caseríos regidos por el padre de la familia principal de cada región, y a veces, por excepción, lo podía desempeñar igualmente algún guerrero famoso por su inteligencia y valentía. Los matrimonios eran endogamos, es decir, se realizaban entre individuos de la misma tribu. Su alimentación era eminentemente vegetariana y la complementaban a base de pescado. Ocasionalmente consumían carne de aves y animales de monte, asi como de curies que criaban Junto a pavos domésticos. El maiz era la fuente principal de la dieta diaria. Vivían en casas o bohíos. Su vestido principal era la manta y esto por razones climáticas. Como útiles de uso doméstico podemos citar: petacas, canastas, tinajas, mucuras, budares, chorotes, totumas, carnazas y jicaras. Sus adornos consistían en águilas de oro u otros materiales, collares de quiripa (pequeñísimos discos fabricados con conchas que poseían un hueco central), piedras talladas, huesecillos, semillas vegetales y ilautos o penachos de plumas de diversos colores. Sus instrumentos musicales consistían principalmente en chirimías, guaruras, quenas, flautas, tambores y maracas.

Agricultura.
Entre los pueblos indígenas de América que tuvieron una economía propia basada principalmente en la agricultura se destaca el de raza Tatuy. El conuco constituía el centro de dicha actividad y en relación a ella desarrollaron importantes técnicas agrícolas, consistentes principalmente en andenes o catafós, esto es, terrazas de cultivo; también poseían silos para el almacenamiento de frutos. Dichos silos se denominaban mintoyes que servían al mismo tempo de sepulturas. Para el regadío se valían de estanques artificiales que ellos nombraban chimpúes o quimpúes, asi como de numerosas acequias para conducir el agua a sus barbechos y conucos. La recolección de sus cosechas era por medio de convites que llamaban callapos. Predominaba entre ellos el trabajo comunitario.
Los principales cultivos de los aborígenes del pueblo Tatuy fueron: Maíz, papa, frijol, batata, arracacha o apio americano, cacao, curas o aguacates, chuñes, auyamas, chirimoyas, curabas, guanábanas, guayabas, papayas, ajíes, achiote, parchita, chayota, juquián y tabaco. Posteriormente, a la llegada de los españoles, se introdujeron otros cultivos como el de la yuca dulce, café (planta originaria de Etiopia), trigo (cereal procedente de Mesopotamia), arveja (leguminosa del Sur del Caucase), cambur (proveniente del África) y caña de azúcar (gramínea del Sudeste de Asia).

Productos y Comercio.
Los principales productos del pueblo Tatuy fueron: Urao, chimó, cerámica (mucuras, chíriguas o chirguas, tínajas, budares, chorotes), cestería (canastos, petacas), tejidos (mantas, cabuyas, mañizas, chácaras, costales).
Tuvieron una gran actividad comercial, tanto entre ellos mismos como con las tribus de la costa sur del Lago de Maracaibo y los aborígenes de las llanuras de Barinas y Apure. De unos y otros, a trueque por productos agrícolas, principalmente maíz y papa, obtenían sal, pescado, píeles, carnes desecadas, venenos vegetales, flechas, mañoco, guayucos y adornos. Utilizaban como monedas águilas de oro o de otros materiales, sartas de quiripa, collares de cornalinas, ovillos de algodón hilado, urao y cacao.
Los aborígenes del Estado Mérida probablemente tenían conocimiento desde muy antiguo de las minas de cobre de Bailadores, y es casi seguro que llegaron a explotar las minas de oro y sal existentes en Aricagua, Municipio del Distrito Libertador. De éstas dos últimas existen testimonios escritos que confirman su existencia.

Mitologia y Religion.
Eran politeístas. Adoraban al Sol y a la Luna y creían en un Ser Supremo que denominaban Ches. Al igual que en las grandes religiones americanas, dividían a sus dioses en machos y hembras, en buenos y malos. Tenían diversas fiestas religiosas como la del “Maíz Nuevo” y “La Bajada del Ches”. A veces practicaban sacrificios humanos como en la Laguna de Urao al dios de las aguas o en el “Cerro de la Guaricha” de Pueblo Llano al dios sol. Sus sacerdotes se llamaban Mohanes o Mojanes y eran a la vez adivinos y curanderos. Especial culto rendían a la Serpiente que en su lengua llamaban “Tata-Cuá” que traducido literalmente quiere decir “Madre Culebra”.

Sus prácticas curativas estaban asociadas a las funciones religiosas y mágicas de sus sacerdotes o Mohanes. Eran expertos en la preparación de bebedizos a base de hierbas medicinales, cuyas virtudes curativas conocían a perfección. Poseían conocimientos ancestrales para reducir las lujaciones y provocar la soldadura de los huesos rotos, logrando en otros casos curaciones que hoy día sorprenderían.

Creían en un diluvio universal.Sobre el origen de las lagunas se cuenta que un día salieron de la laguna de Santo Domingo un hombre y una mujer con un cántaro. A medida que llegaban a un sitio de la Cordillera dejaban caer gotas de agua que se convertían en lagunas, hasta llegar a Lagunillas, sitio que escogieron para fundar la raza, en donde el cántaro se rompió y ellos desaparecieron dejando la población y la laguna más grande. También se habla entre ellos de la existencia de un lugar encantado poseedor de maravillosas riquezas, con mucuras y pailas repletas de oro, hombres, patos y animales del mismo metal. Probablemente lo que los españoles llamaron El Dorado. Don Tulio Febres Cordero logró rescatar los siguientes mitos:
-El de Las Cinco Águilas Blancas.
-La Leyenda del Díctamo.
-El origen de la Laguna de Urao.
-La Hechicera de Mérida.

Personajes.

CARIBAY: Personaje mitológico. Se dice que fue la primera mujer entre los indios Mirripuyes que habitaban la región donde están hoy situados los pueblos de El Morro y Acequias. Caríbay era el genio de los bosques aromáticos, hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía. Aparece en el mito “Las Cinco Águilas Blancas” de Don Tulio Febres Cordero.

MISINTA: Cacique de los indios Mucuchies, bajo cuyas órdenes se levantaron en anuas contra los españoles, según relato de Don Tulio Pebres Cordero en su leyenda sobre el origen de la Laguna de Urao de Lagunillas.

MISTAJA: Preciosa doncella india que, inconsolable por la proximidad de la muerte de su reina, sube en secreto al Páramo de los Sacrificios y ofrenda una joya de oro macizo en figura de águila al poderoso Ches para implorar sus favores. Efectivamente es oída por el Ches y, como si despertara de un sueño, consigue, a cambio de la ofrenda, verse rodeada de una planta fresca y aromática, cuyos secretos curativos le son revelados. Toma algunos manojos de aquella prodigiosa yerba y desciende del Páramo de los Sacrificios para presentarse ante su soberana agonizante. Esta recibe la planta como una medicina del cielo y cura inmediatamente. Era la yerba de los dioses nombrada Cumarina por los indios y que de alli en adelante, en razón de esta leyenda, pasó a denominarse díctamo real. De este relato se ocupa también Don Tulio Pebres Cordero en sus famosos “Mitos de Los Andes”.

MURACHÍ: Ágil y valeroso guerrero. Primer caudillo de las Sierras Nevadas. Apasionado amante de la princesa Tibisay. Figura en la leyenda “La Hechicera de Mérida” de Don Tulio Febres Cordero. Según dicho relato Murachi muere en combate bajo el casco de los fieros caballos del conquistador.

TIBISAY: Hermosa princesa de los indios de la Sierra. Para ella eran los mejores lienzos del Mirripuy, el oro más fino de Aricagua y el plumaje del ave más rara de la montaña. Fue el gran amor del altivo y valeroso Murachi. Su belleza era tan grande y deslumbrante que los españoles la llamaron “La Hechicera”, tal como hoy se sigue nombrando en su recuerdo el valle que queda al pie del Monte Zerpa y que es lugar de cita para la juventud venezolana que cursa estudios en nuestra ilustre Universidad de Los Andes. Tibisay es el personaje central de la leyenda que por tal razón Don Tulio Febres Cordero tituló precisamente “La Hechicera de Mérida”.

TAMANAYRE: Gentil y noble cacique que residía en La Punta, a donde fue trasladada la ciudad de Mérida por el Capitán Juan Rodríguez Suárez el 1° de noviembre de 1558, después de haberla fundado el 9 de octubre de ese mismo año en la población de San Juan, antiguo territorio de los Mucuúnes. Tamanayre es un personaje que tiene mucho que ver con el proceso histórico de nuestra actual Ciudad de los Caballeros, ya que en sus predios tuvo ésta su verdadero origen.

YOAMA: La Venus de los indios de Jamuén y Mucuún de Lagunillas. Nombre dado por éstos a la Laguna de Urao que aun existe en homenaje a su diosa de la belleza.

Lengua.
Hablaban la lengua Mucu. Muchos de los nombres geográficos del Estado Mérida llevan esta radical: Mucuchies, Mucurubá, Mucutuy, Mucuchachí, Mucujepe, Mucujún, Mucubaji. No es correcto identificar los nombres indígenas de cada sitio, tomados a su vez como los nombres de cada tribu, con un dialecto o lengua particular. La presencia tan marcada de la radical “Mucu” en la toponimia indígena de esta región es un claro indicio de que hablaban una sola lengua ya identificada anteriormente, la cual tenia predominio sobre algunos dialectos extraños de procedencia Giro, Motilón, Guajiro o Cuica.

Mucunimia. (Nombres en Lengua Mucu)
La mayoría de los nombres geográficos del Estado Mérida son de procedencia indígena. En el trabajo del que es una síntesis este compendio se registraron 392 topónimos en lengua Mucu y 132 vocablos que se refieren a cosas, animales y plantas de uso actual en el habla de esta región. En muchos casos hubo intentos de sustituir los nombres indígenas por nombres españoles. Es el caso del río principal del Estado que los españoles llamaron Guadiana. Sin embargo, prevaleció la designación indígena y por eso se le dice Chama. Se da el caso también que por Ley de División Territorial de 1904 se creó la Parroquia Libertad del Distrito Libertador cuya capital se llamaba también Libertad. La reacción de sus habitantes no se hizo esperar en el sentido de que le fuera devuelto el nombre aborigen a dicha población. Y por ese motivo, la Asamblea Legislativa del Estado Mérida por Decreto del 25 de abril de 1977 restituyó dicho nombre quedando el de Municipio Canagua, Capital Canagua, Distrito Arzobispo Chacón. Son hechos que confirman la fuerza ancestral de un lenguaje perdido en la noche de los tiempos idos.

Terminologías.
Mirripuyes: Parcialidad Tatuy que habitaba la región de los pueblos de El Morro y Acequias.
Zuhé:Sol.
Chía:Luna.
Ches:El Dios del pueblo Tatuy.
Urao:Mineral Sesquicarbonato de soda hidratada. Los indios lo usaban y aún se usa para fabricar chimó. Se extrae de la laguna que existe en la población de Lagunillas y que unos llaman “Laguna de Urao” y otros “Yoama”.

Vocabulario.
La siguiente lista de palabras tiene su origen en la lengua Mucu de la Cultura Tatuy. Citamos sólo las más conocidas:
Achiote: Bixa Orellana. Onoto.
Ajiaco: Alimento preparado con arveja cocinada y aliñada con auyama, chayota, berenjena, papa.
Arracacha: Apio americano.
Budare: Tiesto hecho de barro cocido en forma circular que sirve para asar arepas.
Bura: Maíz.
Cariaco: Maíz de color violeta oscuro.
Catabre: Cesta de caña con tapa y cargador de cabuya.
Corozo: Palma.
Cuca: Cajeta para guardar chuñó. En un comienzo se fabricaron de calabacitas o jicaras, fruto del Crecentía cujete, vasija o depósito al que adosaban una tapa del mismo fruto, a veces artísticamente labradas. Posteriormente se hicieron con cachos de res. Estas calabacitas o envases se llaman CUCAS -como aún hoy se les sigue diciendo, de cuca, nombre dado a la coca en idioma quichua del Perú, ya que originalmente antes del uso o aparición del chimó se emplearon para depositar la coca que nuestros indios llamaban hayo.
Cucay: Vasija rústica construida con el vacio fruto de una cucurbitácea o tapara grande a la que se adosa una cubierta o tapa del mismo fruto y tres cabuyas delgadas para colgar dicho envase. Se emplea como depósito para sal, café molido, etc.
Cuchute: Alimento en forma de sopa preparado con arveja tostada y molida. Antiguamente se le decía chungute.
Curo: Aguacate.
Curuba: Planta trepadora. Sus frutos sirven para hacer refrescos.
Chacara: Bolsa de cuero.
Chaguar: Rozar.
Chagüe: Roza, tala, labranza.
Chimó: Sustancia negra glutinosa hecha del extracto de tabaco llamado moó mezclado con urao, a veces también con ceniza, salitre, etc.
Chirasté: Antiguo baile religioso de los indios Mucuchies para impetrar a la diosa de la lluvia, agua para sus sementeras.
Chiba: Aparejo o red hecha de cabuya o cuero para cargar verduras, maíz, etc. Chorote: Bebida hecha de cacao recocido al que se le ha quitado la manteca. Nombre de la vasija de barro en que se cuece el cacao para hacer dicha preparación.
Escotero: Suelto, sin carga.
Gocho: Animal que tiene los cuernos u orejas hacia abajo. Despectivo aplicado a los habitantes de Mérida y de los Andes venezolanos en general.
Hayo:Nombre de la coca entre los indios de Mérida.
Laucha:Pez de agua dulce que se encuentra en quebradas y arroyos de tierra fría.
Maitín: Nombre del matapalo en Mérida.
Mucura:Vasija de barro. Cántaro, ánfora.
Piche:Podrido, descompuesto. Dicese principalmente de lascomidas.
Pichero:Encurtido, ajicero.
Pichirre:Agarrado, mezquino.
Pichoso:Sucio.
Quinchoncho:Leguminosa:
Surrucucú: Lechuza, buho.
Tarabita:Aparejo de cuerdas para pasar ríos caudalosos.
Tisurí:Frijol pequeño de cultivo.
Topia:Cada una de las piedras con que se hace un fogón de leña. Generalmente tres topias sirven para soporte de las vasijas en dicho fogones o cocinas.
Tusa:Astil de maíz

Tomado parcialmente de Andres Marquez Carrero Compendio de la Obra “Aspectos Socio-Econimicos de la Cultura Tatuy, Merida 1985, Consejo de publicaciones de la ULA.

LAS CINCO ÁGUILAS BLANCAS

Cinco Aguilas Blancas volaban un día por el azul del firmamento, cinco águilas enormes, cuyos cuerpos resplandecientes producían sombras errantes sobre los cerros y montañas. ¿Venían del Norte? ¿Venían del Sur? La tradición indígena solo dice que las cinco águilas blancas vinieron del cielo estrellado en una época muy remota.

Eran aquellos los días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera mujer entre los Indios Mirripuyes, habitantes de los Andes empinados. Era hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía; y remedaba el canto de los pájaros, corría ligera sobre el césped como el agua cristalina y jugaba como el viento con las flores y los árboles.
Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban con la luz del sol como láminas de plata; y quiso adornar su coraza con tan raro y espléndido plumaje. Corría sin descanso tras las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles; subió a un monte y a otro monte; llegó al fin, fatigada a la cumbre solitaria de las montañas andinas. Las palmas lejanas e inmensas, se divisaban por un lado, y por el otro, una escalada ciclópea, jaspeada de gris y esmeralda, la escalada que forman los montes iba por la onda azul del Coquivacoa.

Las águilas blancas se levantaron perpendicularmente sobre aquella altura hasta perderse en el espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra. Entonces Caribay paso de un risco a otro risco por las escarpadas sierra, regando el suelo con sus lágrimas. Invocó a Zuhé, astro Rey, y el viento se llevó sus voces. Las águilas se habían perdido de vista, y el sol se hundía en el ocaso. Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, invocó a Chía, la pálida luna, y al punto se detuvo el viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y su vago resplandor en forma de semicírculo se dibujó en el horizonte. Caribay rompió el augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna había aparecido, y en torno a ella volaban las cinco águilas refulgentes y fantásticas.

Y en tanto que las águilas descendía majestuosamente, el genio de los bosques aromáticos, la india mitológica de Los andes, moduló dulcemente sobre la altura su selvático cantar. Las misteriosas aves revoloteaban por encima de las crestas desnudas de la cordillera, y se asentaron al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en la viva roca; y se quedaron inmóviles, silentes, con las cabezas vueltas hacia el Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de remontarse nuevamente al firmamento azul.

Caribay quería adornar su coraza con aquel plumaje raro y espléndido, y corrió hacia ellas para arrancarle las codiciadas plumas, pero un frío glaciar entumeció sus manos, las águilas estaban petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo. Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas eran un misterio pavoroso.

La luna se oscurece de pronto, golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las águilas blancas despiertan. Erizanse furiosas y, a medida que se sacuden sus monstruosas alas, el suelo se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con su plumaje blanco.

Este es el origen fabuloso de las Sierras Nevadas de Mérida. Las cinco águilas blancas de la tradición indígena son los cinco elevados riscos siempre cubiertos de nieve. Las grandes y tempestuosas nevadas son el furioso despertar de las águilas, y el silbido del viento en esos días de páramo es el remedo del canto triste y monótono de Caribay, el mito hermoso de los Andes de Venezuela.


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